viernes, 18 de febrero de 2011

Entrevista a Magda Puyo, profesora del curso: La dirección en la dramaturgia escénica.

 “La dirección tiene que estar abierta a descubrir. Un ensayo siempre es una hipótesis cambiable porque los otros también son artistas como tú.”
Empecé haciendo de ayudante de dirección para aprender y conocer, y ahora para mí dirigir es una necesidad vital que combino con la docencia. No creo en los pedagogos de arte que no hacen arte. Si el pedagogo no está en contraste con el escenario pierde un punto de vista fundamental: la realidad artística.
¿Qué se tiene que tener para ser buen director?
Una gran inquietud para explicar historias, saber observar y no caer en las fórmulas establecidas. No hay una sola manera de dirigir. El arte es contradicción y búsqueda. Te tienes que hacer muchas preguntas para ser buen director. El arte siempre es preguntas y posiblemente nunca respuestas.
Estás en contra del que denominas “director-dictador”.
Un espectáculo es un arte colectivo, la creación la llevan a cabo todos los componentes. La dirección tiene una línea de trabajo, un sentido globalizador del espectáculo porque es quien observa la totalidad, pero los actores tienen mucho que ver. Yo bebo de todos los otros compañeros y en el caso del actor pienso que no es un instrumento, sino un creador. Un instrumento lo tocas, un actor crea.
¿Un director tiene que ser antes actor?
Tiene que tener conocimiento de la técnica de interpretación y de las diferentes escuelas existentes y, si puede ser, tiene que haber pasado física y mentalmente por el trabajo actoral para luego poder trabajar con el actor.
¿Cómo se “hace” el director?
Trabajando de verdad, aunque sea mirando. Acabas los estudios con conocimientos técnicos pero lo que manda es la inquietud y la curiosidad. La comodidad del mundo contemporáneo hace que esto se pierda y que la gente tenga miedo de una cosa fundamental en el teatro: el conflicto. El teatro es conflicto.
Esto me suena de La Casona...
Lo que me gusta de La Casona es que tiene una mirada artística y poco basada en el mercantilismo. Además te da un “saber colocarte”, un saber estar, unas técnicas y una mirada ética y estética hacia el teatro. Pero es necesario no olvidar que hay una realidad muy dura.
¿Cómo de dura?
Los alumnos cuando acaban caen en un pozo. Por eso es importante trabajar con gente en el aula que tiene un pie a la realidad. Los pedagogos no dejan que te duermas. Y por otro lado el alumno no se puede cerrar en el aula. Tiene que trabajar afuera buscando una proyección paralela a los estudios.
Un consejo a futuros directores.
Que se apunten a hacer asistencias de dirección y en proyectos diversos. Se tienen que conocer muchas metodologías y maneras de hacer para llegar a tener un estilo propio. En mis clases intento hacer hincapié en diferentes ámbitos para que el alumno tenga curiosidad por descubrir las diferentes puertas.
Empezamos haciendo un trabajo de creación dramatúrgica. En los primeros trabajos juntamos al actor, al director y al dramaturgo. El alumno se ve forzado a hacer los tres roles a la vez. Un bombardeo, sí, a partir del cual vemos la complejidad de la cuestión. Sólo así aprendes cuantas cosas te pueden dar los otros a ti y viceversa.
Después aprenderemos a crear el mundo alrededor de un texto y a desarrollar una idea para que acabe siendo un espectáculo.
Pretendo abrir puertas y que la curiosidad haga que los alumnos descubran la complejidad y se enamoren de alguna de estas puertas. Si no te enamoras no haces nada.
¿Es necesario tener experiencia previa?
Se tiene que haber hecho interpretación en algún sentido, sino es muy difícil abrir puertas.
Por eso pides currículum.
Para poder ser mes efectiva. Intento complacer al máximo posible las inquietudes de los alumnos.
¿Fechas?
Del 9 al 2o de julio 2012.
Lunes, miercoles y viernes de 18,30 a 22 h
¡Os espero!
MIREIA GUILELLA

lunes, 7 de febrero de 2011

Charla con Claret Papiol en LA CASONA. “A través del fracaso aprendemos. Si no fracasamos no aprendemos”

Claret Papiol es payaso, actor y pedagogo. Es el profesor de Clown de La Casona. Claret Papiol. Estudió con los mejores profesionales del clown en Barcelona, París y en Italia donde por ejemplo conoce a los Hermanos Colombaioni. Dirige desde el año 1988 su propia compañía y es junto a Tortell Poltrona fundador de GERMANS POLTRONA y co-fundador del primer CIRC CRIC. Toda una vida obteniendo éxitos con diferentes espectáculos donde destacan “HIPER PERPLEX TURBO” (Con Tortell Poltrona) o “KARCAGRANJADAS”  ya con su propia compañía, CLARET CLOWN. Con ella viajó por Europa y África actuando en más de setenta festivales. Diferentes trabajos en televisión y sobre todo en teatro forman parte de un gran currículum. Claret recibió el Premio SABATOT ALEGRE 2008 por toda su reconocida trayectoria como payaso.
“¿Me dejas que me tome un café? Sino no funciono”. Son las primeras palabras que escucho de Claret Papiol después de presentarnos. Desaparece durante cinco minutos y después vuelve. “Ahora ya sí”.
“Yo clown, tu clown” es el nombre del curso monográfico que desde el 17 de abril y hasta el 5 de junio de 2012 imparte en La Casona en los cursos que engloba el PROJECT’ARTe 2012. Además también continua sus clases en los cursos regulares de la escuela.
Claret admite que le gusta Charlie Rivel pero que quizá se identifica más con los Hermanos Colombaioni. “Los payasos normalmente cuando llegan a un cierto reconocimiento todos son buenos. Te inclinas más por uno que por otros. Pero ¿por qué no? Laurel y Harry, Chaplin y Harold Lloyd son otros que me gustan”. Me comenta que “El clown es un poco un trabajo personal de cada uno. Cada persona tiene un clown diferente. El espíritu del payaso, lo que nosotros decimos el “estado del Clown” es personal e intransferible de cada uno. Es precisamente una técnica basada en el fracaso. Somos diferentes, únicos”. Seguimos hablando y me cuenta por qué nos cuesta reír de nuestro propio ridículo; “El orgullo es el gran enemigo del clown. Aquello  que durante la adolescencia era un problema durante muchos años resulta que después que es una clave para el éxito”.
Le pregunto si se puede ser payaso 24 horas al día. Claret responde que “se puede ser. Pero es muy cansado. Quiere decir que estás siempre en activo. Casi una maratón. Pero se puede. El payaso es así. Tiene una parte escondida, pero una vez la encuentras la puedes hacer servir o no. Dice que en la vida muchas veces te encuentras con diferentes situaciones donde se podría hacer de payaso “el tema es si lo activas o no”. De hecho Claret advierte que hay cosas imprescindibles para ser un buen clown. “Es Imprescindible aceptar reírte de ti mismo. Tener el sentido frágil. Ver y dar la vuelta a las cosas. Tener generosidad. Ofrecer la parte más tonta o amateur. Ofrecer el corazón. Es conseguir transmitir la parte cómica tuya. O no sólo cómica sino mágica, frágil…”. El profesor de clown de La Casona añade que “para ser un gran payaso lo que tienes que hacer es que lo que hagas funcione. A veces lo que hace un payaso lo intenta hacer otro y no le funciona. La historia explica que los Hermanos Marx contrataron a Buster Keaton para que les hiciera gags para sus películas pero la mitad de los gags le funcionaban a Buster Keaton pero no a ellos”.
Le pregunto a Claret si un payaso siempre debe hacer reír o también nos puede dar miedo. Me contesta que por ejemplo a los niños a veces los payasos de circo con sus grandes maquillajes y grandes “pinturas de guerra” les dan miedo y que es todo un ritual que un niño se acerque a un payaso. “¿El payaso tiene que hacer reír? Una de las cosas que tenemos a cargo los pedagogos es que nos tenemos que quitar la idea de la obsesión por hacer reír. Hay una frase muy reconocida por el gran mundo de la filosofía pedagógica que dice “Intenta hacer reír y fracasarás. Fracasa y harás reír”. Eso resumiría la pregunta y el debate”. Por si no ha quedado claro.
Encima de la mesa le dejo otra pregunta; ¿El payaso debe pasar en algún momento de su carrera por un circo?  Dice que “lo interesante que tiene el circo es el espacio en sí mismo. Un espacio que no te puedes esconder. Tienes público delante y detrás. Es una gran experiencia trabajar en un espacio circular. Seguramente si trabajas en un circo puedes trabajar en los demás espacios. Hacerlo a la inversa es donde viene un poco el “shock” y estás muy desprotegido. En la calle es parecido. Puedes tener público alrededor tuyo. El payaso es aquel que puede intervenir en cualquier sitio. Claret aclara que el teatro también es un espacio muy abierto para un payaso.
Siendo payaso Claret Papiol se ha pasado toda una vida haciendo reír pero ahora sonríe cuando le pregunto qué le hace reír a él. “Soy bastante sencillo. Con obras de vodevil me río mucho. No por el hecho que yo me dedique a hacer de payaso soy muy exigente. Me gustan los Monty Phyton. Me río también con la comedia, un primo-hermano de los payasos. Con los payasos de circo…” hace una pausa y añade “soy un buen público. No soy nada exigente”. Acaba riendo.
Payaso, actor y pedagogo, ¿con qué te quedas?; “En el fondo todo viene a ser lo mismo. Son tres vías que en principio parecen muy diferentes y que no tienen nada en común pero son muy vecinas. Esto sí que es algo que me sorprendió. Para ir de una a otra tienes que dar la vuelta al mundo a pesar que las separe un milímetro. Es un gran proceso que cuando lo realizas te das cuenta que están al lado. Pero para llegar tienes que hacer un gran trayecto”.
Hablamos sobre las clases que imparte en La Casona desde hace años. Le pregunto sobre qué le aporta esta asignatura al actor. Claret explica que el curso de Clown toca unas herramientas muy concretas pero lo principal es el placer de estar en escena. Para ello hace referencia a uno de los grandes; “como decía el maestro Chéjov, el primero que se lo tiene que pasar bien es el comediante. Después es un trabajo personal porque te da ese punto de trabajar un poco sobre el ego. Trabajar la generosidad y ser lo suficientemente sensibles como para aceptar una cosa muy tabú que es el fracaso. La aceptación del fracaso es una herramienta muy potente y liberadora. A través del fracaso aprendemos. Si no fracasamos no aprendemos”. Otra perla de frase para memorizar. Además añade que con el miedo del fracaso muchas veces no nos lanzamos al vacío y el vacío es un terreno prácticamente inexcusable para los creadores. Cualquier artista creador sabe que la creación viene a partir del vacío. Es un paso que tienen que hacer todos en solitario. En ese vacío aparecerán cosas. El miedo al fracaso nos impide que nos soltemos y en cambio el payaso te da la mano a transitar por este vacío y por el fracaso. A parte, como terreno, el payaso y la gente de teatro nos movemos en el conflicto”.
¿Qué sería importante para ti si fueses un paraguas? Claret se ríe a carcajadas. “¡¡¡”Ostras” qué pregunta!!! Eso podría ser una obra de teatro o una película. Sería importante que como mucha gente se lo iría dejando en los sitios conocería a mucha gente. Conocería muchos lugares y esperaría a que se pusiera otra vez a llover para que me cogieran y me llevaran a otro sitio. Lo tendría que hacer muy bien como paraguas para que la gente me llevara a muchos sitios. Siempre estaría mojado y limpio”. Vuelve a reír. ¿Esto quiere decir que la entrevista ha sido un fracaso?... Riéndonos fue la mejor manera de acabar la charla.
Quique Santano